jueves, 28 de febrero de 2013

Vetas Petit Verdot 2004 Vs 2006


Reinicio de nuevo mis elucubraciones enológicas, después de un tiempo sabático mas que justificado; ayer cumplió mi pequeña hija diez meses y que mejor bodega que esta para reiniciar de nuevo esta andadura ociosa de escribir sobre una pasión, como es el vino para mí y así de paso me desfogo y no le pongo la cabeza a mi mujer y amigos como un bombo, todo el día hablando de vino.
D.D.O.O. Málaga y Sierras de Málaga, subzona Serranía de Ronda.
Deliciosa comparativa que tenía pendiente realizar desde Noviembre, tiempo que estas dos joyas llevaban conmigo y me estaban suplicando les liberara de su coraza vítrea cada vez que nos cruzábamos a la hora del llenado de la andorga. Visitamos la bodega un grupo de amigos compuesto de tres subconjuntos generacionales y perfectamente atendidos por Maria Elena y su marido Juan Manuel Vetas; bodega Boutique o de "Garage", absolutamente artesanal que se transmite a sus carnosos y deliciosos vinos. Poco más de una hectárea, no estando catalogada como orgánica, porque entre otras cosas no lo quieren, pero donde se cuida y se vinifica con absoluto respeto al medio ambiente.
A Vetas le entusiasma estar constantemente realizando las tareas habituales de su viñedo y donde sólo recibe ayuda exterior en época de vendimia, momento algo más crítico en cuanto al éxito, ayudado por la prontitud de la recolección, donde siempre recurre a los mismo expertos trabajadores de la zona. Ya me referí a este gran enólogo con mayúsculas en otro artículo, Pago de el Espino de Cortijo de Los Aguilares, (que no es de su producción) y donde no pude dejar de hablar de él mientras mencionaba un vino de Ronda.
Pero en esta ocasión nos deleitaremos hablando del resultado final de su labor. Hablando de su trabajo, nos contó que una cosecha, 2007, se usó para regar debido a no llegar a los estándares de calidad que normalmente trata de alcanzar. Otra curiosidad es que la cosecha del 2005, ya agotada, salió al mercado antes que la del 2004, (una de las que nos ocupa hoy este enfrentamiento). Comienzo abriendo ambos vinos y decanto sirviéndolos a unos 14ºC para ver su evolución a lo largo de una hora y contrastando la temperatura a medida que aflora el bouquet primando en ambos inicialmente los aromas de crianza reductiva, para ir dejando paso a frutos rojos y negros en compota, algo más vegetal y más marcada la madera recordándonos al cedro en el 2004, mientras en el 2006 aparecen balsámicos y sotobosque y vainillinas que lo hace más agradable. Pasados 20 minutos del inicio se abre un poco más el 2004 dando ligeras notas de chocolate, te verde y lo que se me antoja como hojas de tabaco, que en el segundo aparecen más sutilmente. Parece que a los 40 minutos se hermanen absolutamente con una boca carnosa, fresca y llena de fruta con sus taninos perfectamente dulcificados y colapsando mis papilas gustativas como si ese delicioso sabor se hubiere instalado allí por siempre. Si parece que en el 2006 se hubiera dado con una mejor combinación con la madera que lo hace si cabe algo más sedoso, aunque los años de botella del más longevo también lo hacen exquisito debido a la polimerización de sus moléculas que le han dado ese carácter circular y voluptuoso que nos hace olvidar cualquier tanino secante de la madera.
En definitiva, un empate técnico, dado que, salvando las pequeñas distancias de añada y madera y que cada uno tiene sus cualidades organolépticas diferenciadas, si es cierto que puede apreciarse la impronta de alta calidad de la casa Vetas. Ante la indecisión del zurzido a la pitanza correspondiente, empiezo con el 2006, que parece esté después de una hora en su momento álgido, para terminar con este 2004 que a las dos horas de su excarcelación nos muestra todo su nervio y potencial pero envuelto en una estructura redonda, casi de pura gelatina.  Plato sencillo que elaboro con un arroz Japónico, fondo oscuro, pollo de granja, Tagarninas y espárragos trigueros, (ambas verduras deliciosas de temporada, recién recogidas y compradas en el camino entre Algodonales y El Gastor), primando estos caldos sublimes, pero sin hacer desaparecer al condumio en algún instante, si no que lo aupa a un escalafón más alto, haciéndolo un manjar, como si se tratase de estar deleitándome en algún gran establecimiento culinario, pero donde puedo repetir la experiencia sin tener en cuenta otra cosa que no sea el encadenado de ambos productos.
2004 Vs 2006, ocho y seis años de vejez respectivas y donde se auguran diez años más como mínimo para seguir degustándolos; es aquí donde se observa la gran labor artesanal de Vetas, que mimando esas vigorosas y rústicas vides de Petit Verdot, consigue extraer un vino de los que calan en nuestro archivo emocional. Todo un lujo para retomar de nuevo este humilde Blog.
Precio medio en tiendas especializadas de 32 Euros