jueves, 6 de junio de 2013

Rádix 2012, un rosado extraído de las raíz

Carnoso, brillante, sabroso y denso; con los ribetes casi azules. Persistente, casi sempiterno sabor de este Syrah puro, que nos estimula las tragaderas, llamándonos al emparejamiento de algún ágape calórico, que esté a la altura de este gran rosado. Antítesis de los Rosé Franceses, aquellos que carecen apenas de color, o mas bién de color de piel de cebolla y en contraposición, este oleoso y compacto y casi podríamos decir cremoso rosé del penedés.
Presentación elegante, en una botella bordelesa, oscura, vitrea y reflectante, con un etiquetado escueto, así como la contraetiqueta y su contenido.
Por otro lado, contiene una acidez magnífica, que haciendo de esqueleto, soporta el peso de tanta extracción, dándole una frescura y viveza extraordinaria.
Ligeras trazas de carbónico residual y aromas primarios de frutos rojos e incluso notas golosas, a pesar de tener una boca absolutamente seca y prolongada, con pequeñas lineas amargas, pero elegantes, al concilio del paladar con la garganta.
Bouquet, como si de un tinto con crianza se tratase, que nos llena la boca de cerezas, moras, ciruelas y violetas dirigidas en ese medio vinoso que engarza con notas de pastelería y regaliz.
Delicioso en definitiva; de fácil maridaje con un amplio abanico de alimentos, me decanto por un pescado graso como es el Salmón en sartén, fuego medio y napamos con mantequilla meunier, (limón, pimentón, perejil, ajo y mantequilla clarificada), mas arroz pilaf.
Perfecta combinación que resalta a ambos productos sin entorpecerse en absoluto; la frescura del vino y el carácter graso del pescado y su salsa, correctamente ensamblados, coincidiendo, precipitándose, para terminar depositándose de forma uniforme en mi agradecido baúl eupéptico.
Opto por servirlo a unos 4ºC, apesar de estar muy por debajo de la temperatura de servicio recomendada, pero en este caso, este morapio con su extrema extracción lo permite.
Precio aproximado en tiendas especializadas de 16 euros