sábado, 12 de noviembre de 2011

Viña Magna


Después de toda una semana de sacrificio deportivo y a base de verduras, legumbres y frutas, (por aquello de sanear el organismo levemente), por fin llega el Sábado, mi día favorito de cualquier semana, donde cojo la bicicleta y paso a recoger el medio Chivo lechal de Raza de Cabra Malagueña y como no, rememorando los inviernos de tinto y Cordero Castellanos, me acerco a EntreVinos en La Carihuela para que mi colega Antonio me de una recomendación acertada de algún vino Castellano-Leonés que se adecue a este Chivito Cremoso. Le doy un par de parámetros a Antonio de lo que ando buscando, un vino con la impronta Castellana como pudiera ser Mauro o con el temple y garra que rezuman Hacienda Monasterio ó PradoRey Elite, siendo algo nuevo para mí y que no supere los 20 euros.
Sin dudarlo me arrojó este Viña Magna 2008 de Dominio Basconcillos que no llegaba a los 15 Euros. Perteneciente a la D.O. Ribera del Duero, este vino ecológico es concretamente de Gumiel de Izán  y a 1000 mtrs.de altitud sobre el nivel del mar. Lo enfrié hasta los 14ºC como me sugirió Antonio, lo decanté, no apareciendo ningún precipitado, aireé removiendo el decantador suavemente y ¡¡¡Voila!!!
Estupendo a pesar de que creí que todavía se encontraría en fase de permanecer aún en ambiente reductivo y sin embargo bebible y disfrutable para ahora mismo. Decir que indudablemente un periodo más largo de botella lo hará evolucionar a un producto de mayor calidad, dada su refrescante acidez, pero no es nada astringente en este momento y empiezan a notarse sus taninos nobles que comienzan a polimerizarse volviéndose sedoso a medida que pase el tiempo, poniéndole sólo un pero, que podría ser un amargor que está entre lo elegante de la Tempranillo de la zona y lo molesto de un tostado excesivo. Seguramente terminará puliéndose con ese reclamado paso por botella.
Frutas rojas de zarzal, negras en compota, regaliz y sotobosque; ideales para combatir este cremoso y mantecoso Chivito sin tufos de ningún tipo y con el aporte antiséptico de la acidez de este Viña Magna que enjuagándonos la cueva me obliga a seguir empujando estas fibras de chicha de leche cuprina.
Se me ha caido la última copa de esta botella mientras escribía, (que puede pasar cuando uno solo se bebe una botella de Morapio Divino) y la desazón me empuja a dejar de escribir, una lástima ahora que estaba lanzado, pero me he quedado sin aceite para los engranajes emocionales.
Hasta pronto.

4 comentarios:

  1. Muy interesante leer tu blog, como siempre, Alberto. Sobre todo la última tanda de entradas en la que describes algunos caldos me sirven para aprender mucho.
    Solo comentarte un aspecto formal. El cambio de tipo de letra que has introducido dificulta la lectura, quizás si lo pusiese en un tamaño un poquito mayor o sin cursivas, mejoraría. Es solo una sugerencia.
    La foto de fondo, excelente.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. lo tendré en cuenta y muchas gracias.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Personalmente es uno de esos vinos de la Ribera por el que me decanto para una comida con amigos a los que quieras sorprender.

    Un acierto

    ResponderEliminar
  4. Personalmente es uno de esos vinos de la Ribera por el que me decanto para una comida con amigos a los que quieras sorprender.

    Un acierto

    ResponderEliminar