martes, 9 de agosto de 2011

Pago El Espino

 
Vino apasionante con D.D.O.O. Málaga y Sierras de Málaga, de la subzona de la Serranía de Ronda.
La bodega se llama Cortijo de los Aguilares y el matrimonio de Victoria y Jose Antonio Itarte compraron esta maravillosa finca a unos 900 mtrs. de altitud en el año 1999 y a los que he tenido el placer de conocer en algún evento o feria, pareciéndome una pareja encantadora. Su enóloga, Viby, realiza este vino con 5 variedades de uva, en la que suele predominar la Cabernet Sauvignon en algo mas del 30% y las otras variedades se reparten entre Merlot, Petit Verdot, Tempranillo y Syrah.
Quisiera realzar el 20% de la Petit Verdot, que en Ronda varios bodegueros trabajan, con unos resultados extraordinarios; decir que la introdujo el Marqués de Griñón, Don Carlos Falcó con su amigo ya fallecido el Principe Alfonso de Hohenlohe, en aquella magnífica finca llamada Cortijo de las Monjas, siendo el enólogo en aquel entonces Juan Manuel Vetas, que elabora actualmente un Petit verdot 100% llamado Vetas extraordinario, pero eso es harina de otro costal y ya os hablaré de éste otro prodigio en otra ocasión.
La enóloga le da un paso por barricas Francesas de 16 meses que doma al vino parcialmente consiguiendo con la microxigenación del paso por madera un porte elegante al vino, para después pasar a su obligado afinamiento en botella. Taninos ya dulcificados gracias a su perfecta maduración fenólica de todas las partes de la uva, incluyendo a las pepitas, favoreciendo esta cualidad la altitud del viñedo y cambio de temperaturas del día a la noche, retrasando esta maduración de cada una de las variedades.
Precio medio en tiendas especializadas sobre 12 Euros. Vino muy mediterraneo, con un 14% de Volúmen de Alcohol, sedoso, marcado con fruta negra y roja madura del tipo de ciruelas, grosellas, pero también está el terruño muy presente complementando a las diferentes uvas que lo hacen tan complejo y agradable al paso por boca; sabores muy persistentes, colmando las papilas e inducciéndonos a especular con que bocado lo anudaremos. Decido bajarle la temperatura hasta los 14ºC y termino emparejándolo con un Magret de pato y una salsa fría de Cabrales licuada con Manzanilla La Goya, (directamente batido con un tenedor hasta conseguir esta pasta fría pero penetrante), guarnecido unicamente con unas regañás artesanas de pueblo, donde el vino no se ha caido en ningún momento, sino que ha sido el baluarte de este desfile al cobertizo eupéptico.
Todavía dando gracias a las deidades por estos deleites, dirijo la mirada a la vez que encamino y me dejo llevar por la inercia hacia nuestra obligada y canonizada Siesta de canícula. Hasta mañana.

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